viernes

De cuando somos

Ya se pasaron los días soleados de la primavera. Cortos como siempre en esta cuidad que solo sabe de veranos lluvisosos e inviernos gélidos. Hoy mismo hace un frío digno de otras épocas y quiere comenzar a llover.

Si alguien me lo preguntara, ahora mismo me siento bien. Tengo un cúmulo de cosas agolpadas en la cabeza, tantas que siento que no podré volver a estar con la mente en blanco, como si alguna vez lo hubiera podido hacer. Sin embargo me siento más feliz porque me he aventurado en la consecución de un sueño que yo creo posible hasta que el destino me demuestre lo contrario.

Es cierto que llueve y hace frío, pero yo más bien siento calor, como cuando estamos en la cama viendo la televisión. El viento golpeando mi cara es apenas un lejano recuerdo de mi vida pasada. Que pareciera haber terminado hace mucho tiempo, cuando fue apenas dos días que no vivo más así.

Pienso que la felicidad tienen diferentes caras. Unas más difíciles que otras, pero todas siempre hacen gala de la misma intensidad. Ahora me doy cuenta de que no hay felicidades a medias. Estoy seguro de que no se trata solo de reir sin parar o de estar eufórico; ahora mismo entiendo que estar feliz tiene más relación con estar tranquilo que con los otros primos lejanos que antes mencioné. Siento ahora una extraña sensación de paz que me parece no va con estos tiempos llenos de violencia.

Sé que dentro de una horas tendré que despertar y vovler a tomar el rumbo. Sin embargo hoy quiero confesarles que aquí y ahora lo tengo todo.

Etiquetas: