sábado

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"Y creo que perdí mi sombra en un subterráneo..."

Las nubes ya se han quedado hayá abajo, aquí el sol brilla mientras que para la ciudad que acabamos de dejar se hunde en esta precipitada noche, que más que noche es como si nunca hubiera amanecido; a lo lejos se veía que haría frío y que la tormenta seguría aún en esta altura, pero no; o por lo menos así me parecía por la mañana, cuando nos elevábamos a través de la montaña rápidamente. Me gusta ver el valle tan grande que dejamos atrás, me gusta ver la ciénega y los retazos de ciudad que al fin, poco a poco, desaparecen; también me gusta observar la vía del tren que ya nadie usa, olvidada y sola, aunque no se le ve triste, ahora ha dejado de ser un pedazo de hierro y se ha transfigurado en uno más de esos pinos (o encinos) que se ven ahí, asomándose al amanecer, floreciendo, renaciendo cada día. Un pueblo que puede ser cualquiera, un sol que puede ser el de cualquier día, aunque toca la suerte que hoy es lunes.

Una nube pasa justo por encima de mi cabeza, corriendo a una velocidad que nunca había visto en una nube, a lo mejro quizo escapar, a lo mejor quiere alcanzar algo. Y es que acá arriba, tal vez por la cercanía del cielo, la esperanza es más grande que nunca, se siente como que hasta las cosas imposibles pueden suceder. Respiro profundo y lleno mis pulmones de ese aire lleno de melancolía, pero también mezclado con esa vida que dan los árboles y las flores amarillas que salen por todas partes. Quiero pensar en otra cosa, pero tu vienes a mi mente y sólo puedo extrañarte. Sin embargo la nuve llama mi atención y me fijo en lo azul del cielo. Ya observo a las estrellas por la noche, pero en el día casi nunca veo el cielo; bueno, casi siempre está nublado y no hay mucho que ver; la oscuridad del jueves daba miedo y el sol del viernes que siguió daba mucho calor. Hoy es distinto, no sé, puede ser porque no dormí muy bien o sólo porque hoy tengo ganas de que todo sea distinto. Hoy el viento es frío, pero trae el sonido de tu voz que hace mucho no escuchaba...

Cuando ya casi recorrí los 650 km de esta semana, me encuentro caminando por en medio del bosque, hay piedras y hay una poca de agua, porque ayer llovó según dijo Edith. Camino porque tengo que caminar, aunque es cierto que quería caminar, aunque los 650 kilómetros pesan ya. Tengo tenis y mis pies sienten cada borde del camino, no son adecuados, me duele un poco, pero yo no pongo atención a eso, me gusta más bien poner atención en lo que me rodea; un venado que apenas me ve y echa a correr como si hubiera querido hacerle daño; un ave que no tiene muchas inenciones de dejar la bellota que se encontró trata, pero tormpemente, de levantar el vuelo cuando fijo la vista en ella, pero apenas desvío la mirada sigue en sus negocios; hay una bicicleta abandonada y una piel de conejo en un árbol, obra de un gato montés o de una pantera según Tonah.

Allá abajo no me esperan muchas cosas, la tierra y las nubes que apenas hace horas dejé por la paz. Tengo miedo de que al entrar a la ciudad todo esto se olvide, el pueblo, las aves, los venados y la esperanza. La ciudad no necesariamente es esperanzadora, puedo hacer un mapa de nuestra ciudad, pero eso no quiere decir que esa sea mi ciudad. Los autos, los puentes, nada de eso es muy atractivo. Allá siempre llueve. Toluca no me agrada mucho así y sin embargo, cada que bajo de la montaña, siento un alivio extraño, mi alma y mi corazón se sienten un poco más seguros porque las alturas casi siempre me dan miedo. Acá todo es conocido, el camión, la lluvia; las fábricas y la lluvia esa que no quiere dejarnos en paz; todo esto es conocido y me trae algunos recuerdos que se ollen apenas como rumores lejanos opacados por el sopor del sueño, no mío sino de los que me rodean que se me contagia y me duermo. Acá abajo estás tu y eso me hace sentir bien.
Tu voz es como la pasión según San Mateo, me trae a la vida, me hace de nuevo pensar en que todo es posible, vuelvo a creer en planetas y estrellas lejanas; ¿y si tu no estás aquí? realmente eso no importa mucho a la hora de volar. Ojalá estuvieras aquí... que a todos nos es dado pedir.
"Y tus piernas cada vez más largas, saben que no puedo volver atrás..."

1 Comments:

Anonymous Anónimo es cuate

definitivamente usted me provoca...leerlo
he aquí una argentina desvelada por su culpa

24.10.06  

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