Anécdota
Está jodido que se te queme tu casa. Yo tengo un amigo al cual una vez le sucedió y le quedó el alma cubierta de ollín y eso que él ni perdió nada, más que la calma; su hermana sí que lo perdió todo.
Mi amigo me dijo que todo estuvo raro, desde el punto de vista que no es normal en esta época que una casa simplemente arda en llamas y que se sentía feo. Estúpidamente se me ocurrió preguntarle que a qué se refería con feo y al tratar de articular la primera palabra se echó a llorar. Siempre he sido un respetuoso del llanto ajeno y no acostumbro a decir no llores porque se me hace una gran falta de respeto, ya que hasta el niño que está haciendo berrinche tiene derecho; recuerdo que lo abracé y comencé a pensar en puras tonterías mientras lo escuchaba sollozar.
Ya en mi casa, tumbado en mi cama viendo al techo, comprendí que feo es el hecho de ver perder uno por uno todos los recuerdos mientras se hace la limpieza: un muñeco por aquí, una ropa por allá, un mueble, la computadora y esas cosas que no son grandes, pero hacen que tu vida se pueda vivir. Imaginé que mi amigo al llegar a su casa se vió el mismo envuelto en ese fuego abrazador y quiso entrar a él, pero no para rescatar algo sino a él mismo. ¿Cómo vives una vida sin recuerdos físicos? No es fácil encontrar esa respuesta, pienso yo, pero la gente debe encontrar el modo. Si mi casa se quemara yo no sabría qué hacer, porque yo soy un imbécil para los sentimientos. Sé que lloraría cuando nadie me viera, sé que recorrería todos los papeles con la mirada tratando desesperadamente de encontrar a algún compañero caído y se me haría un nudo en la garganta a cada que reconociera una masa deforme que un día fue un lápiz, una libreta o una cortina; porque ha de ser canijo encontrar a un amigo muerto entre las cenizas.
Sin teorizar demasiado, al final todos terminaron bien y si no hablo de los demás es porque no sé que sentían; pero los padres vieron arder su trabajo, la hermana vió como todo lo que tenía se hacía humo. Mi amigo fue quien menos sufrió si ustedes quieren, ya que su vida estaba en otro lado, pero de todos modos fue duro porque no hay nada más difícil que empezar de nuevo y no hay una fuerza renovadora más poderosa que el fuego.
Pienso en esto y me doy cuenta que en secreto (a voces) quiero a mi casa con sus paredes y sus techos. No por bonita, sino porque es mía. Una vez a media noche tuve miedo dentro de ella y una voz en mi interior me dijo: "voltea a tu alrededor y verás solo sueños tuyos y de los tuyos ¿por qué habrías de temer estando aquí?"...
Está jodido que se te quemen los sueños.
Mi amigo me dijo que todo estuvo raro, desde el punto de vista que no es normal en esta época que una casa simplemente arda en llamas y que se sentía feo. Estúpidamente se me ocurrió preguntarle que a qué se refería con feo y al tratar de articular la primera palabra se echó a llorar. Siempre he sido un respetuoso del llanto ajeno y no acostumbro a decir no llores porque se me hace una gran falta de respeto, ya que hasta el niño que está haciendo berrinche tiene derecho; recuerdo que lo abracé y comencé a pensar en puras tonterías mientras lo escuchaba sollozar.
Ya en mi casa, tumbado en mi cama viendo al techo, comprendí que feo es el hecho de ver perder uno por uno todos los recuerdos mientras se hace la limpieza: un muñeco por aquí, una ropa por allá, un mueble, la computadora y esas cosas que no son grandes, pero hacen que tu vida se pueda vivir. Imaginé que mi amigo al llegar a su casa se vió el mismo envuelto en ese fuego abrazador y quiso entrar a él, pero no para rescatar algo sino a él mismo. ¿Cómo vives una vida sin recuerdos físicos? No es fácil encontrar esa respuesta, pienso yo, pero la gente debe encontrar el modo. Si mi casa se quemara yo no sabría qué hacer, porque yo soy un imbécil para los sentimientos. Sé que lloraría cuando nadie me viera, sé que recorrería todos los papeles con la mirada tratando desesperadamente de encontrar a algún compañero caído y se me haría un nudo en la garganta a cada que reconociera una masa deforme que un día fue un lápiz, una libreta o una cortina; porque ha de ser canijo encontrar a un amigo muerto entre las cenizas.
Sin teorizar demasiado, al final todos terminaron bien y si no hablo de los demás es porque no sé que sentían; pero los padres vieron arder su trabajo, la hermana vió como todo lo que tenía se hacía humo. Mi amigo fue quien menos sufrió si ustedes quieren, ya que su vida estaba en otro lado, pero de todos modos fue duro porque no hay nada más difícil que empezar de nuevo y no hay una fuerza renovadora más poderosa que el fuego.
Pienso en esto y me doy cuenta que en secreto (a voces) quiero a mi casa con sus paredes y sus techos. No por bonita, sino porque es mía. Una vez a media noche tuve miedo dentro de ella y una voz en mi interior me dijo: "voltea a tu alrededor y verás solo sueños tuyos y de los tuyos ¿por qué habrías de temer estando aquí?"...
Está jodido que se te quemen los sueños.
Etiquetas: memorias
1 Comments:
Bueno, estoy de regreso y me da gusto saber que tu no te has ido :), esta jodido que se te quemen los sueños, que loco que ahora tambien existan los recuerdos en la red, a mi hermana una vez le borraron un blog compartido y fue como si le hubieran quemado la casa o.o
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