lunes

¿Qué será México?

...Y sus templos, palacios y torres
se derrumben con hórrido estruendo
y sus ruinas existan diciendo:
"de mil héroes la patria aquí fue"...

Terrorismo hoy en día

El presidente George W. Bush se dirige en una caravana de vehículos hacia la llamada Zona Cero, donde se alzaban las Torres Gemelas, para encabezar las conmemoraciones de los atentados del 11 de septiembre de 2001, en su quinto aniversario. El mandatario

Hace ya casi tantos años que no consigo recordar bien por cuenta propia (1991, con apenas 7 añitos y una vida por delante), que los estadounidenses (o vamos a llamarlos americanos como les gutsa) que declaraban la guerra al gobierno iraquí encabezado tiránicamente por Saddam Hussein. Recuerdo, eso si muy bien, que a cada noche por la televisión pasaban imágenes asombrosas y crueles de una de las más grandes campañas militares de los últimos tiempos, la que dijeron era "la tormenta del desierto"; les decía, cada noche todos estábamos poco menos que obligados a ver como los impactos de misiles y el impresionante (válganme la redundancia) despliegue de los bombarderos V-2. La resistencia a la campaña gringa no duró mucho más de un mes y entonces comenzó la retirada del ejército de Irak de Kuwait, entonces invadidos por el tirano de bigote gracioso (no confundir con personajes actuales) no sin antes provocar los incendios más espectaculares que haya visto en mi vida, cuando incendiaron varios campos petroleros de la pequeña nación árabe. Al paso de los años, el hecho perdió fuerza y se convirtió más en un tema anecdótico y de a poco, se quedó en el olvido. Con la guerra declarada, los ciudadanos americanos se acostumbraron a la idea de que en una guerra, sólo debía haber pérdidas del bando contrario... guerra=genocidio.

Mucho tiempo después, un buen día jueves 11 de septiembre de 2001 yo tenía, además de 17 años y ya no tanta vida por delante, una semana de haber ingresado a la facultad, conocía apenas a dos o tres personas y todo me parecía extraño aunque maravilloso, no había nada fuera de lo normal; en apenas unas cuantas horas la vería por tercera vez en mi vida; cuando la noticia quebró todo lo antes sucedido: habían atacado al país más poderoso del mundo, sin respuesta alguna... La noticia llegó de parte de Víctor que dijo "-acaban de tirar las torres gemelas", mi respuesta y la de Rodolfo fue la misma "-¿Las de Nueva York?" y entonces la sed de información nos invadió tanto que no descansamos hasta confirmar el hecho. El World Trade Center había ejado de existir hacía unos minutos, la causa, dos aviones aparentemente dirigidos a estos blancos; luego supimos de los otros dos, uno derribado por la fuerza aérea y el otro impactado en uno de los costados del pentágono. Todo había pasado en un abrir y cerrar de ojos, todo en vivo, el golpe mediático había sido poderoso, no había tal gigante, era vulnerable. Desde los tiempos de Pancho Villa que no eran atacados en su territorio, la guerra continuaba, sabrá Dios desde qué tiempos.

Estos acontecimientos provocaron por todo el mundo un nuevo enemigo, antes habían sido los comunistas, hoy son los terroristas. ¿Qué es exactamente un terrorista? Y la respuesta es que no hay tal palabra. Soldados, guerreros, patriotas, insurgentes (¿se imaginan un bloqueo en la avenida de los Terroristas?) y otras palabras afines son las que le corresponden. Un terrorista, según la imagen que todos tenemos en nuestras cabezas es una persona que ataca, con bombas alrededor de su cuerpo, edificios públicos, estaciones de metro, grupos de soldados, "personas inocentes" dicen ellos. Y entonces debe surgir en nuestra mente la pregunta obvia ¿y ellos no son inocentes? Para un país como Afganistán o Irak (o México mismo) no hay otra manera de hacer frente a una nación con semejante poder bélico, no hay igualdad de recusrsos, de hombres, de armas, de tecnología. En cambio, estos países han decidido hacer sus ataques de una manera distinta. En las guerras siempre hay muertos, y la mayoría son gente inocente, de ambos lados; en la segunda guerra mundial fueron los judíos los llevados a la eliminación masiva, hoy en día ellos mismos han tomado la venganza en sus manos con los libaneses; los gringos (e ingleses y españoles) no pueden ir por la vida pensando que en una guerra sólo muere gente que vive en lugares que solo vemos en el National Geographic Channel; si los estdounidenses, ingleses y españoles marchan a la guerra deben saber que de su lado también morirán niños, mujeres, ancianos; deben saber que no les será fácil y que en los lugares que invadirán habrá gente dispuesta a ofrendar su vida en aras de libertad; que, aunque sin tanto drama, de a muertito diario pueden y equilibran la balanza que el arte de la guerra exige.¿

¿O me van a decir que lo que los gringos nos hacen no es terrorismo? ¿Y lo de Cuba? ¿Y lo de Afganistan e Irak? A lo nuestro le llaman "reforzar la frontera"; a lo de Cuba "bloqueo económico" y lo de Afganistan e Irak le pusieron "democracia". Hoy vivimos en un mundo en donde ellos creen dominar; sin embargo, se llevan grandes sorpresas cuando se dan cuenta de que son tan débiles como nosotros. Yo creo que es sólo una cuestión de nomenclatura y conciencia; para mí ellos son soldados de uno y otro bando; para mí hay bajas de uno y otro lado; para mi hay héroes de guerra de uno y otro lado. El terrorismo, creo, no existe; la guerra contra el terrorismo, ni de lejos se vislumbra.

Latinoamérica particularmente ha sufrido por años ese tipo de terrorismo; por eso, a cada que ellos pueden nos venden (muy barata, por cierto) la idea del amor y paz, la familia; es mejor ser un esclavo que un guerrillero; las instituciones son innamobibles, la democracia, el McDonald's, Coca-Cola... ¿Alguna vez seremos tan valientes como los árabes? Ojalá algún día... América para los americanos.

miércoles

Por (una)nimiedad

Por considerar que todas las violaciones al proceso electoral fueron una simple nimiedad (una pequeñez, una insignificancia), los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) declararon ayer presidente eyecto a Felipe Calderón (eyecto: participio del verbo eyectar, que significa expulsar, hacer salir algo del organismo, impulsar con fuerza hacia fuera mediante un mecanismo automático).

A los jurisperitos especializados en comicios les pareció poca cosa que Vicente Fox se hubiera convertido en un peligro para los comicios ("un riesgo" escribieron, modosos, los magistrados). La maquinaria propagandística con cargo al erario que exhortaba a los mexicanos a mantener el mismo caballo, pero con nuevo jinete sexenal, o a seguir "en el mismo camino", pareció asunto menor a los magistrados, que por causas parecidas habían dictaminado nulos algunos procesos estatales, años atrás. La injerencia de los grupos empresariales en favor del candidato de la derecha tampoco tuvo un significado determinante, a ojos de los juzgadores oficiales. Ni la guerra sucia. Ni las malas cuentas aritméticas, ni la apertura ilegal de paquetes electorales. Todo fue demasiado poquito. Una nimiedad operativa que produjo un triunfo numérico también por una nimiedad: 233 mil 831 sufragios de diferencia.

La convalidación judicial del fraude hormiga (de tantito en tantito en cada urna, más los algo rítmicos arreglos cibernéticos) produjo de inmediato una cargada mediática que cantó como nunca las glorias del estado de derecho, de la unidad nacional, del respeto y la tolerancia, de la institucionalidad y ¡oh, sí! de la final consumación postrera, concluyente, terminal y de colofón, del proceso electoral iniciado el 6 de octubre de 2005 (¡oh, sí: algún día debía terminar lo que en realidad nunca debió empezar si los resultados de antemano escritos estaban!).

A la campaña del odio y la división sociales sigue ahora la de la conminación a deponer críticas y oposición a una cosa jurídicamente juzgada. Ya hay presidente electo (léase eyecto), gritan quienes desean que la varita mágica de lo judicial resuelva un conflicto político y social. Respeten las leyes, advierten quienes no quieren ni pueden reconocer que la resolución del tribunal electoral de este martes es una pieza de magna hipocresía jurídica y de histórico incumplimiento de responsabilidades profesionales.

El propio Felipe Calderón no parece acomodarse a su nueva situación. Como si continuase en los concursos de oratoria, en su momento llamados "debates entre candidatos", el panista pretende dar imagen de solvencia y apertura, valido de una sonrisa y un manoteo que responden más a preocupaciones escenográficas que a profundidades políticas. Por si esa vacuidad no fuese preocupante en momentos en que se requiere un alto oficio político, llama la atención que el entorno del michoacano sea ocupado por ex priístas que responden a intereses extranjeros al acecho, como el Grupo Carlyle, representado en México por Luis Téllez, o miembros del zedillismo agringado (Jesús Reyes Heroles júnior, Javier Lozano y Carlos Ruiz Sacristán), o encarnaciones del prianismo histórico, como Genaro Borrego.

López Obrador, por su parte, ha respondido elevando el tono de su discurso. El tabasqueño ha desconocido la resolución del TEPJF y considera carente de legitimidad la decisión en favor de Calderón. Los legisladores de la coalición Por el Bien de Todos firmaron un acuerdo en el que se comprometen a impedir que el panista tome posesión como presidente, el próximo primero de diciembre. En ese acuerdo participan los legisladores de Convergencia, luego de que durante el día los miembros de la coalición Para el Bien de Pocos -agrupación que incluye muchos medios de comunicación- habían difundido con gran emoción que el partido dirigido por Dante Delgado se había deslindado del lopezobradorismo, enfatizando esos medios de la CobiPocos sólo una parte de la posición jurídica asumida por el partido naranja.

Y Fox... ¿Fox? ¡Ah, sí, Fox! El personaje que frente a los vidrios de la entrada a San Lázaro dejó de ser Presidente de México, el pasado 1º de septiembre, pronunció ayer un mensaje propagandístico más, de presunto apoyo al compadre Felipe, que canta No me Apoyes.

No por anunciado, el golpe judicial de ayer dejó de doler a los seguidores de López Obrador. El dictamen del TEPJF era lo que todo mundo sabía, pero la parte no calderonista temía confirmar. La verborrea legaloide de los magistrados electorales agravó el enojo, pues los jueces aceptaron que hubo interferencias, inducciones y distorsiones, pero consideraron que fueron insuficientes para afectar un desenlace marcado por décimas de punto de diferencia. Nomás tantito, dirían los unánimes postores de la tesis de la nimiedad. Un tantito que ayer comenzó a convertirse en airado viento que mucho podrá cambiar la historia adulterada de un país cansado de que sus desgracias le sean disfrazadas de nimiedades.

viernes

Cumbia


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"Mi querida Soledad,
me va a guisar un molito,
por el cielo de Monte Albán,
de noche sueño contigo..."