martes

Ausencia

Habré de levantar la vasta vida
que aún ahora es tu espejo:
cada mañana habré de reconstruirla.
Desde que te alejaste,
cuántos lugares se han tornado vanos
y sin sentido, iguales
a luces en el día.
Tardes que fueron nicho de tu imagen,
músicas en que siempre me aguardabas,
palabras de aquel tiempo,
yo tendré que quebrarlas con mis manos.
¿En qué hondonada esconderé mi alma
para que no vea tu ausencia
que como un sol terrible, sin ocaso,
brilla definitiva y despiadada?
Tu ausencia me rodea
como la cuerda a la garganta,
el mar al que se hunde.

Ausencia. Jorge Luis Borges

jueves

Robo modificado

  1. ¿Eres hombre o mujer? "Se murió Lucio Vázquez / lo mataron por hombre / ¿quién le manda haber sido tan hombre?" (Corrido de Lucio Vázquez, arreglo de Piporro)
  2. Descríbete: "Yo quiero seguir jugando a lo perdido, / yo quiero ser a la zurda más que diestro, / yo quiero hacer un congreso del unido, / yo quiero rezar a fondo un hijonuestro. / Dirán que pasó de moda la locura, / dirán que la gente es mala y no merece, / más yo seguiré soñando travesuras / (acaso multiplicar panes y peces)." (El necio, Silvio Rodríguez)
  3. ¿Qué sienten las personas acerca de ti? "-¡Qué suave está la fiesta, mi Chava! / -¿Qué pasó, mano? ¿a tí quién te invitó? / -Pos a mí nadie, ¿y a ti cuaute;? / -Pos a mí tampoco, ¡Ya vas!" (Los gorrones, Chava Flores)
  4. ¿Cómo te sientes tú mismo? "Deliver me from reasons why you'd rather cry / I'd rather fly" (The crystal ship, The doors)
  5. ¿Cómo describirías tu relación sentimental? "Soy un profanador / estoy desafiando al tiempo / ya ves mi transgresión es procurar tenerte..." (El rito, Soda Stereo)
  6. Describe tu relación actual con tu novio (a) o pretendiente: "Cuando estamos así podemos iluminar / y la luz que me das la reflejo y algo más / mucha más de la que se refleaja cuando tu no estás" (Tu gurú...y no diré más)
  7. Tu sueño más elaborado: "Easy to love you as I watch you glide / falling trough wet forests on our / moonlight drive, baby..." (Moonlight drive, The doors)
  8. ¿Dónde quisieras estar ahora? "Que quiero brincar planetas hasta ver uno vacío / que quiero irme a vivir, pero que sea contigo..." (Viento, Caifanes)
  9. ¿Qué pedirías si tuvieras un solo deseo? "Voy a irte a buscar allí / aunque en ello me juegue / mi tercer deseo / mi última oportunidad." (El tercer deseo, Silvio Rodríguez)
  10. ¿Cómo eres respecto al amor? "Try to set the night on fire..." (Light my fire, The doors)
  11. ¿Cómo eres con respecto a la soledad? "Vivo en el número siete, / de la calle Melancolía. / Quiero mudarme hace años al barrio de la alegría. / Pero siempre que lo intento ha salido ya el tranvía / y en la escalera me siento a silbar mi melodía." (Calle melancolía, Joquín Sabina)
  12. ¿Cómo es tu vida? "And what exactly is a dream? / And what exactly is a joke?" (Jugband blues, Pink Floyd)
  13. Tu recuerdo más latente: "Hoy que estás espléndida y que todo lo iluminas / demos un paseo, vuelta por el universo" (Vuelta por el Universo, Gustavo Cerati)
  14. Una imágen triste: "Y tus piernas cada vez mas largas / saben que no puedo volver atrás..." (Eiti leda, Serú Girán)
  15. Una imágen del futuro: "Y estoy sentado, mirando el espacio exterior / y estoy pensando en lo diminuto que yo soy" (El espacio, Café Tacvba)
  16. Escribe una cita o frase sabia: "Yo pregunto a los presentes / si no se han puesto a pensar / que esta tierra es de nosotros / y no del que tenga más..." (A desalambrar, Víctor Jara)
  17. Ahora despídete: "... This is the end / my only friend the end / It hurts to set you free / but you'll never folow me / the end of laughter and soft lies / the end of nights we tried to die..." (The end, The doors)

Con especial atención a la señorita Akire que inspiró esta "pequeña" modificación.

domingo

Escrito en un papelito...


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"... No olvidaré tu bondad, y luego, llenándose de ánimo, No te olvidaré, Por qué, sonrió la mujer, Porque eres hermosa, Pues no me conociste en los tiempos de mi belleza, Te conozco en la belleza de ahora..."


José Saramago. El evangelio según Jesucristo.


... que la memoria no olvidó...

martes

Carta abierta del general Emiliano Zapata a Venustiano Carranza

Un sello que dice: República Mexicana.- Ejército Libertador.
Cuartel General del Ejército Libertador en el Estado de Morelos, Marzo 17, 1919

Al C. Venustiano Carranza.-
México, D. F.

Como ciudadano que soy, como hombre poseedor del derecho de pensar y hablar alto, como campesino conocedor de las necesidades del pueblo humilde al que pertenezco, como revolucionario y caudillo de grandes multitudes, que en tal virtud y por eso mismo he tenido oportunidad de reconocer las reconditeces del alma nacional y he aprendido a escudriñar en sus intimidades y conozco de sus amarguras y de sus esperanzas; con el derecho que me da mi rebeldía de nueve años siempre encabezando huestes formadas por indígenas y por campesinos; voy a dirigirme a usted, C. Carranza, por vez primera y última.

No hablo al Presidente de la República, a quien no conozco, ni al político, del que desconfío; hablo al mexicano, al hombre de sentimiento y de razón, a quien creo imposible no conmuevan alguna vez (aunque sea un instante) las angustias de las madres, los sufrimientos de los huérfanos, las inquietudes y las congojas de la patria.

Voy a decir verdades amargas; pero nada expresaré a usted que no sea cierto, justo y honradamente dicho.

Desde que en el cerebro de usted germinó la idea de hacer revolución, primero contra Madero y después contra Huerta, cuando vió que aquél caía más pronto de lo que había pensado; desde que concibió usted el proyecto de erigirse en jefe y director de un movimiento que con toda malicia denominó "constitucionalista"; desde entonces pensó usted, primero que nada, en encumbrarse, y para ello, se propuso usted convertir la revolución en provecho propio y de un pequeño grupo de allegados, de amigos o de incondicionales que lo ayudaron a usted a subir y luego lo ayudasen a disfrutar el botín alcanzado: es decir, riquezas, honores, negocios, banquetes, fiestas suntuosas, bacanales de placer, orgías de hartamiento, de ambición de poder y de sangre.

Nunca pasó por la mente de usted que la revolución fuera benéfica a las grandes masas, a esa inmensa legión de oprimidos que usted y los suyos soliviantan con sus prédicas. ¡Magnífico pretexto y brillante recurso para oprimir y para engañar!

Sin embargo, para triunfar fué preciso pregonar grandes ideales, proclamar principios, anunciar reformas.

Pero para poder evitar que la conmoción popular (peligrosa arma de dos filos) se volviese contra el que la utilizaba y la esgrimía; para impedir que el pueblo, ya semilibre y sintiéndose fuerte, se hiciera justicia por sí mismo, se ideó la creación de una dictadura, a la que se dió el nombre novedoso de "dictadura revolucionaria".

Se encontró luego la fórmula apropiada; se pronunciaron palabras sugestivas; eran precisas, indispensables, la unidad de dirección y de impulso, la cohesión entre los revolucionarios, la rapidez para concebir, la energía y la prontitud para ejecutar.

Todo eso, que no podrá tener cabida en una asamblea deliberante, se otorgó a un solo hombre, que fué usted, y desde entonces fué el único amo de las filas del constitucionalismo.

Para hacer triunfar las reivindicaciones libertarias de la revolución, se necesitaba un dictador -se dijo entonces-. Los procedimientos autocráticos eran inevitables para imponerse a una sociedad refractaria a los principios nuevos.

En otros términos, la fórmula de la política llamada constitucionalista, fué esta: "Para establecer la libertad hay que valerse del despotismo."

Sobre estos sofismas se fundó la autoridad de usted, el absolutismo y la omnipotencia de usted.

¿Cómo y de qué forma ha hecho usted uso de esos exorbitantes poderes, que habían de traer el triunfo de los principios?

Aquí es preciso, para no pecar de ligero, analizar con calma y pasar revista retrospectiva a los hechos desarrollados durante la ya bien larga dominación de usted.

En el terreno económico y hacendario, la gestión no puede haber sido más funesta.
Bancos saqueados; imposiciones de papel moneda, una, dos o tres veces, para luego desconocer, con mengua de la República, los billetes emitidos; el comercio desorganizado por estas fluctuaciones monetarias; la industria y las empresas de todo género, agonizando bajo el peso de contribuciones exorbitantes, casi confiscatorias; la agricultura y la minería pereciendo por falta de garantías y de seguridad en las comunicaciones; la gente humilde y trabajadora, reducida a la miseria, al hambre, a las privaciones de toda especie, por la paralización del trabajo, por la carestía de los víveres, por la insoportable elevación del costo de la vida.

En materia agraria, las haciendas cedidas o arrendadas a los generales favoritos; los antiguos latifundios de la alta burguesía, reemplazados en no pocos casos, por modernos terratenientes que gastan charreteras, kepí y pistola al cinto; los pueblos burlados en sus esperanzas.

Ni los ejidos se devuelven a los pueblos, que en su inmensa mayoría continúan despojados; ni las tierras se reparten entre la gente de trabajo, entre los campesinos pobres y verdaderamente necesitados.

En materia obrera, con intrigas, con sobornos, con maniobras disolventes, y apelando a la corrupción de los líderes, se han logrado la desorganización y la muerte efectiva de los sindicatos -única defensa, principal baluarte del proletariado en las luchas que tiene que emprender por su mejoramiento.

La mayor parte de los sindicatos sólo existen de nombre; los asociados han perdido la fe en sus antiguos directores, y los más conscientes, los que valen, se han dispersado llenos de desaliento.

Hoy se trata, al parecer, de infundirles vida nueva, pero con miras políticas (como siempre) y bajo la corruptora sombra del poder oficial. Acabamos de ver mítines obreros presididos y "patrocinados" (!) por un gobernador de provincia bien conocido como uno de los servidores incondicionales de usted.

Y ya que se trata de combinaciones de orden político, asomémonos al terreno de la política, en el que usted ha desplegado todo su arte, toda su voluntad y toda su experiencia.

¿Existe el libre sufragio? ¡Mentira! En la mayoría, por no decir en la totalidad de los Estados, los gobernadores han sido impuestos por el centro; en el Congreso de la Unión figuran como diputados y senadores creaturas del Ejecutivo y en las elecciones municipales los escándalos han rebasado los límites de lo tolerable y aun de lo verosímil.

En materia electoral, ha imitado usted con maestría y en muchos casos superado a su antiguo jefe Porfirio Díaz.

Pero ¿qué digo? En algunos Estados no se ha creído necesario tomarse siquiera la molestia de hacer elecciones. Allí siguen imperando gobernadores militares impuestos por el Ejecutivo Federal que usted representa, y allí continúan los horrores, los abusos, los inauditos crímenes y atropellos del período preconstitucional.

Por eso decía yo al principio de esta carta, que usted llamó con toda malicia, al movimiento emanado del Plan de Guadalupe, revolución constitucionalista, siendo así que en el propósito y en la conciencia de usted estaba el violar a cada paso y sistemáticamente la Constitución.

No puede darse, en efecto, nada más anticonstitucional que el gobierno de usted; en su origen, en su fondo, en sus detalles, en sus tendencias.

Usted gobierna saliéndose de los límites fijados al Ejecutivo por la Constitución: usted no necesita de presupuestos aprobados por las Cámaras; usted establece y deroga impuestos y aranceles; usted usa de facultades discrecionales en Guerra, en Hacienda y en Gobernación; usted da consignas, impone gobernadores y diputados, se niega a informar a las Cámaras; protege al pretorianismo y ha instaurado en el país, desde el comienzo de la era "constitucional" hasta la fecha, una mezcla híbrida de gobierno militar y de gobierno civil, que de civil no tiene más que el nombre.

La soldadesca llamada constitucionalista se ha convertido en el azote de las poblaciones y de las campiñas. Según confesión de los más altos jefes de usted (nada menos que el secretario de Guerra, José Agustín Castro), la revolución se extiende y nuevos rebeldes aparecen cada día, en gran parte debido a los excesos y desmanes de jefes sin honor y carentes de todo escrúpulo, que, olvidando su carácter de guardianes del orden, son los primeros en trastornarlo con sus crímenes y sus actos de vandalismo.

Esa soldadesca, en los campos, roba semillas, ganados y animales de labranza; en los poblados pequeños, incendia o saquea los hogares de los humildes, y en las grandes poblaciones especula en grande escala con los cereales y semovientes robados, comete asesinatos a la luz del día, asalta automóviles y efectúa plagios en la vía pública, a la hora de mayor circulación, en las principales avenidas, y lleva su audacia hasta constituir temibles bandas de malhechores que allanan las ricas moradas, hacen acopio de alhajas y objetos preciosos, y organizan la industria del robo a la alta escuela y con procedimientos novísimos, como lo ha hecho ya la célebre mafia del "automóvil gris", cuyas feroces hazañas permanecen impunes hasta la fecha, por ser directores y principales cómplices personas allegadas a usted o de prominente posición en el ejército, hasta donde no puede llegar la acción de un Gobierno que se dice representante de la legalidad y del orden.

Y, sin embargo, usted acaudilló a todos esos hombres; usted, su Primer Jefe; usted sigue siendo el responsable ante la ley y ante la opinión civilizada, de la marcha de la administración y de la conducta del ejército, y sobre usted recaen esas manchas y a usted salpica ese lodo.

¡Con cuánta razón los gobiernos extranjeros no tienen confianza en el de usted, y con qué justo motivo el de Francia se ha negado a recibir al enviado constitucionalista, considerándolo como el representante de una facción y no como el funcionario de un gobierno!

Las naciones extranjeras recuerdan la conducta de usted durante el período del gran conflicto guerrero, y no tienen para usted sino recelos, desconfianza y hostilidad.

Usted protestó ser neutral, y se condujo como furioso germanizante; permitió y azuzó la propaganda contra las potencias aliadas, protegió el espionaje alemán, obstruccionó y perjudicó el capital, los intereses y las finanzas de los extranjeros hostiles al káiser.

Usted, con sus desaciertos y tortuosidades, con sus pasos en falso y sus deslealtades en la diplomacia, es la causa de que México se vea privado de todo apoyo por parte de las potencias triunfadoras, y si alguna complicación internacional sobreviene, usted será el único culpable.

Usted ha orillado a nuestro país a la ruina en lo económico, en lo financiero, en lo político y en el orden internacional.

La política de usted ha fracasado ruidosamente.

Usted ofreció y anunció que por medio de un régimen dictatorial que disfrazó con el nombre de Primera Jefatura, haría la paz en la República, mantendría la cohesión entre los revolucionarios, consolidaría el triunfo de los principios de reforma.

La paz no se ha hecho, ni se hará nunca con los procedimientos que usted emplea y con el desprestigio que sobre usted pesa. Los revolucionarios, los de la facción constitucionalista, los que usted ofreció unir, están cada vez más desunidos: así lo confesó usted en su último manifiesto, y en cuanto a los ideales revolucionarios, yacen maltrechos, destrozados, escarnecidos y vilipendiados por los mismos hombres que ofrecieron llevarlos a la cumbre.

Nadie cree ya en usted, ni en sus dotes de pacificador, ni en sus tamaños como político y como gobernante.

Es tiempo de retirarse, es tiempo de dejar el puesto a hombres más hábiles y más honrados. Sería un crimen prolongar esta situación de innegable bancarrota moral, económica y política.

La permanencia de usted en el poder es un obstáculo para hacer obra de unión y de reconstrucción.

Por la intransigencia y los errores de usted, se han visto imposibilitados de colaborar en su Gobierno, hombres progresistas y de buena fe que hubieran podido ser útiles a México.

Esos hombres, esos intelectuales, esa juventud pletórica de ideales, esa gente nueva, no mancillada, no corrompida ni gastada, esos revolucionarios de ayer, se han apartado de la cosa pública llenos de desencanto; esos jóvenes que se han iniciado en los grandes principios de la revolución y sienten infinita ansia de realizarlos; esos enamorados del ideal, que hoy llevan el alma impregnada de anhelo por un gobierno serio, honrado, fuerte, impulsado por anhelos generosos y atento a cumplir los compromisos contraídos en hora solemne.

Devuelva usted su libertad al pueblo, C. Carranza; abdique usted sus poderes dictatoriales, deje usted correr la savia juvenil de las generaciones nuevas. Ella purificará, ella dará vigor, ella salvará a la patria.

Y si usted, como simple ciudadano, puede colaborar en la magna obra de reconstrucción y de concordia, sea usted bienvenido.

Pero, por deber y por honradez, por humanidad y por patriotismo, renuncie usted al alto puesto que hoy ocupa y desde el cual ha producido la ruina de la República.

Nuevos horizontes se presentan para la patria. El señor doctor don Francisco Vázquez Gómez, hombre conciliador y atingente, antiguo y firme revolucionario, invita a la unión a los mexicanos, y ha encontrado una fórmula de unificación y de gobierno, dentro de la que caben todas las energías sanas, todos los impulsos legítimos, el esfuerzo de todos los intelectuales de buena fe y el impulso de todos los hombres de trabajo.

Bajo esa nueva dirección se podrá hacer patria, se fundará una paz definitiva, se reorganizará el progreso, se consolidará un gran Gobierno de la unificación revolucionaria.

Y para allanar esa obra que de todas maneras habrá de realizarse, sólo hace falta que usted cumpla con un deber de patriota y de hombre, retirándose de lo que usted ha llamado Primera Magistratura, en la que ha sido usted tan nocivo, tan perjudicial, tan funesto para la República.

Emiliano Zapata

domingo

Te quiero (sin ayuda de antenas esta vez)


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De Toluca a Monterrey y de regreso en camión. Y si se puede de nuevo (aunque caminando).

viernes

Crónica de mi tierra (I)

Carretera los últimos veinte minutos, a lo lejos veo Tenango aplastado por una serie de nubarrones que amenaza con inundar a más de un vecino. Las pirámides imponentes, esperando, aguardando su secreto para alguien capaz de descifrarlo. No lo veo, pero puedo imaginarme a las personas en el mercado, los que compran apurándose antes del aguacero; los que venden apurando a los que compran a llevarse algo por lo menos para persignarse. El día no importa, pero en el callejón de la iglesia siempre es fiesta (por lo menos para los perros). Hoy parece que todo será más rápido, la lluvia amenza y ante ella los cohetones apenas alcanzan para desviarla un poco hacia Santiaguito o Atla, el chiste es que nos caiga tan fuerte. Dice mi abuela que hace muchos años, cuando ella aún era una niña, calló en Santa Cruz una tromba tan fuerte que arrasó con el pueblo entero y que la gente pudo ver un río formado de agua, animales y árboles arrancados de tajo. Aquella tragedia no se olvidó y cuentan que fue el propio santo patrón, Padre Jesús, quien tuvo que salir a calmar la tempestad. Nadie supo si esto fue cierto, pero todos sabemos que ahora es Pueblo Nuevo, y si lo es, debe ser por algo.

El viento sopla como siempre, si alguien dice que Tenango es el lugar donde el viento da vuelta, puede no estar equivocado. Yo recuerdo que para la época de aire salíamos a volar papalotes hechos de bolsas de mercado, el hilo se enredaba en los cables de luz o se iban para los árboles, era muy raro regresar con ellos. Una vez mi mamá me compró un cometa muy bonito con una calavera pirata como adorno; era yo un niño muy afortunado al sentirme el barba roja de los cielos, hasta que una vez la desgracia se hizo presente y la clavera me miro con su único ojo para decirme adiós; nadie supo como, pero el hilo se rompió y nunca más supimos de eso. Muchos años después compré uno igual, pero nunca como aquél. Réquiem por el caballero pirata. Dijo mi bisabuelo que aquí uno podía hacer papalotes tan grandes como la Luna y volar hasta donde la imaginación lo permitiera. Yo siempre le creí y en ello baso mi vida.

Tenango es mi pueblo y si lo hago mío es porque yo no pude nacer ahí. La gente es amable aunque fría. A Ella eso nunca le ha gustado, pero yo le digo que es culpa del clima. No es raro encontrarte una mañana lleno de escarcha en las pesatñas producto de tu propia respiración. No es raro ver el pasto morir a manos de los cristales de hielo; aquí las casas deben porteger las plantas amadas si no quieren encontrar cadáveres calcinados por el poder del frío. Yo tenía una, se llamaba Belén, o por lo menos la señora que nos la vendió dijo que ese era su nombre. Yo la adopté como a un tesoro, hasta alguna vez le llegué a platicar alguna cosa y éramos muy buenos amigos, hasta que un día todo terminó cuando por un descuido de Dios (y mío que no hizo caso de mi abuela) yo enfermé y en una noche de diciembre ella, Belén, se quedó afuera. Aún recuerdo la noche más terrible de mi vida cuando podía verla a merced del frio. A la mañana siguiente sus hojas negras me decían que había ocurrido lo peor, mi mamá trató de componerla, pero no hubo remedio, ella murió y yo jamás pude olvidarla; no puedo perdonarme haber estado yo adentro caliente y ella afuera muriendo de frío. Nunca más volví a cuidar una planta, mi amor se fue con Belén.

Hay dos cerros, el Monte Grande, venerado desde hace siglos, Xuixtépetl para los abuelos. Bosque, venados, gatos monteces, ardillas, zorrilos, liebres, coyotes y los hornos de carbón de mi abuelito, nada de esto existe más, pero todos lo recordamos. Además de los encantamientos, como el del gran río que nadie, excepto algunos afortunados han visto. El Monte Grande esconde tesoros invaluables, silos revolucionarios, fortunas porfiristas, pueblos sepultados, luces danzantes; es un gigante que a veces desaprece con la neblina; infinito con menos de dos mil metros de altura. Enorme faro que guia a mi gente. El otro, el otro esconde sabiduría; el lugar de las murallas divinas, el lugar donde los dioses eligieron hacer su hogar, el Cerro o Tetépetl, el pedregal. Teotenango gobierna el valle, y la muralla protege el gran secreto que los abuelos decidieron resguardar de los intrusos. El Cerro, en donde cuentan hay entradas a fantásticas cuevas, tesoros innimaginables; la campana de oro, la guarida del genral, y los templos que nos recuerdan cuan gloriosos fueron nuestros días y que hemos de volver a ellos. Hay en ese cerro una meseta enorme; meseta impentrable, reino de los arrieros.

Abajo está el pueblo y yo lejos en la carretera. Tenango es aún un sueño. Tenango es el sueño de siglos de gente, de años de dolor y de sangre. Aún es mi sueño. Mi tesoro. Mi hogar... y el tren...

miércoles

Fuerza


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Revolucionariamente, Eduardo.

...gracias por abrirme los ojos...

martes

Más allá de lo vial

Las graves molestias viales causadas por el plantón contra el fraude electoral son poca cosa comparadas con las diarias y afanosas violaciones a lo institucional y a lo legal que durante años y, sobre todo, en los meses electorales recientes, han cometido el gobierno federal y sus aliados dominantes (empresarios, clero político, yunquismo y medios de comunicación cómplices y bien pagados). Acostumbrados a pegar y luego negociar -sobre hechos consumados, es decir, sobre presidencias impuestas-, los golpistas electorales se declaran estupefactos porque a causa de la cadena de agravios que fueron cometiendo hay ahora una reacción organizada que va más allá de lo electoral y se instala en el terreno de la movilización social y del debate ideológico.

Entender la dimensión de la protesta contra la defraudación electoral es difícil cuando se atienden solamente los detalles de lo inmediato, de la molestia por las tardanzas y los impedimentos, de la congestión vehicular y del incumplimiento de citas, compromisos y labores. Esa natural preocupación por lo urgente (la vialidad más o menos transitable) ha pegado incluso a segmentos de seguidores del movimiento lopezobradorista, quienes consideran que la obstrucción de avenidas capitalinas principales genera descontento y mina la base social de apoyo a quien ha sido el candidato presidencial de una coalición encabezada por el PRD.

Difícil, rasposa y controversial , la toma del asfalto más preciado del país es una confirmación de que el movimiento de defensa del voto ciudadano no está dispuesto a venderse o a entrar en negociaciones turbias de las que el líder actual salga convertido en héroe cívico a conveniencia de los intereses que decía combatir. Hay una definición (un deslinde, un despunte) que va más allá de lo electoral y lo partidista, y por ello es que en principio esa determinación de dar pasos firmes hacia delante crea conflicto y confusión en quienes pudieran haber creído que ganar el poder para un proyecto distinto (con todo y sus múltiples y densas contradicciones y errores) sería un simple picnic electoral a cuyo final los poderes confabulados aceptarían por las buenas su derrota y transferirían, con estilo suizo, el gobierno al contrincante estigmatizado.

Siendo un reto a lo establecido y, en el fondo, un avance hacia escalones más altos de la lucha social, el movimiento tendido desde el Zócalo hasta la Fuente de Petróleos generará una reacción más encendida y peligrosa de esos intereses dominantes que se sienten íntimamente agraviados por el plantón popular (hay ricos que consideran una imperdonable violación a sus fueros que el campamento haya cruzado las vías férreas que pasando Paseo de la Reforma y Periférico, rumbo a las Lomas, han constituido una especie de frontera entre la gran riqueza y el resto de la ciudad). Ese enfurecimiento de clase va más allá de la explicable irritación colectiva por los problemas viales en sí: ya antes en esos ámbitos de extremo lujo se solía hablar de asesinatos políticos como soluciones baratas al conflicto social; ahora la tentación de la violencia inducida es casi una obligación reivindicatoria para los privilegios confrontados.

Los riesgos de la violencia están a la vista. Como en la etapa del desafuero, Vicente Fox escucha protestas por donde quiera que va. Ayer, en Aguascalientes -otro de los estados de gran rapacidad panista- hubo coros promoviendo el recuento de votos. En otras entidades, como Durango, policías locales y miembros del Estado Mayor Presidencial obstruyen a manifestantes, como quedó grabado en este video . Pero, sea porque en efecto hay movimientos que llaman a sospecha y a alarma, o porque la tensión aguza la vista y acaso magnifica detalles, hay ciudadanos que creen percibir maniobras raras. Lectores identificados, pero cuyo nombre será guardado en secreto por esta columna, reportan que por el rumbo de Tepito se están organizando grupos de choque para provocar y, en su caso, desalojar a quienes están en campamento contra el fraude electoral. A otro lector, que ayer venía del aeropuerto capitalino por Viaducto, le llamó la atención ver cinco camiones del Ejército que llevaban soldados vestidos de civil, lo cual "no sería extraño por sí mismo, pero sí el que en uno de ellos venían todos los soldados vestidos como campesinos, soldados maduros usando sombrero de faena de campo; en otro venían únicamente soldados adolescentes, vestidos como chavos banda, y en los otros camiones venían combinados".

De algo sí hay que estar absolutamente seguros: el conflicto político y social de hoy no es, de ninguna manera, un problema vial, y lo que está en juego no son las molestias o incomodidades de unos cuantos días o semanas, sino el futuro de una nación secuestrada por unos cuantos bucaneros tripulantes de poder que obviamente no quieren soltar pacíficamente la conducción del vehículo que tantas ganancias les ha dado.

Astillas:

Según el reportaje de Mary Lou Dabdoub, publicado en la revista Contenido de julio de 1988 (de la que ya se publicaron extractos aquí), "una señora elegante, como de 50 años de edad, planteó objeciones prácticas" a los instructores de la Resistencia Civil Activa y Pacífica (Recap) que organizaban panistas, entre los que estaban Salvador Carranza Abascal, Héctor Valenzuela y Rodrigo y Fernando Amerlinck: "¿Cómo protestar en público, masivamente, sin afectar los derechos de terceros, por ejemplo los automovilistas que soportan embotellamientos provocados por las marchas y manifestaciones?" Uno de los instructores respondía: "Hay que explicar a los automovilistas, con la mayor amabilidad, el por qué de la manifestación, y aun dar indicaciones adecuadas para que los que lleven prisa se desvíen a tiempo y eviten el embotellamiento, cosa que la policía nunca hace. Tomando estas precauciones -dijo Rodrigo Amerlinck- "en lugares donde se han realizado grandes manifestaciones públicas, como en Chihuahua, se consiguió no sólo la tolerancia de los automovilistas afectados, sino inclusive su ayuda y participación". En Ciudad Juárez, agrega el memorioso tecleador, los panistas llegaron a cerrar durante horas el cruce internacional de automóviles mediante el recurso simple de sentarse en masa en los últimos metros de tierra mexicana antes de llegar a las aduanas gringas... ¡Hasta ¿mañana?!

Julio Hernéndez López. Astillero. La Jornada.