martes

Post críptico-mágico-musical

Podría ser sólo agua cayendo del cielo, sino fuera por el ruidito tan evocador que hace cuando toca el piso, o los autos o los techos de las casas. Si no fuera porque hace reir a los niños y a los viejos, entonces yo ni siquiera me tomaría la molestia de hablar de la lluvia, esa que moja los campos, que hace arroyos entre los surcos, que da vida y que la quita con la misma potestad divina.

Porque después de la lluvia, no importa si ha sido intensta o si apenas a humedecido, ya nada es igual, después de estar escuchando el insesante toqueteo de las gotas sobre el techo de lámina, el sonido que viene con la calma se hace casi tan pesado que es necesario gritar para saber que no hemos muerto, porque la lluvia hace música y ella tiene esa capacidad rara de hacernos reir o llorar, dependiendo del caso.

Yo quiero ver llover siempre. Pero no con la lluvia fría que se siente cuando uno está triste y melancólico, a mí me gusta esa lluvia evocadora, la que te hace volver a los tiempos de cuando éramos niños, jugando a las canicas apurados para no tener que dejar el juego pendiente, de cuando ibas caminando junto a tu mamá o de, cuando ya habíamos crecido, los juegos de campeonato del mundo vividos en una cancha de futbol cerca de tu casa, los zapatos pesados de lodo, la playera tatuada en la piel, el cabello sobre la cara... Me gusta la lluvia...

Es que es martes y tu sabes que te extraño mucho...


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